Somos Ricos y no lo Sabemos

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Aunque vivimos tiempos complicados para nuestro país, las fechas presentes constituyen un buen momento para considerar, regocijándonos por ello, por cierto, más allá de la pericia para insertar un balón en el espacio entre tres palos, los verdaderos tesoros de nuestra patria.

Una de ellas, a la que muchas veces no prestamos gran atención, es nuestra riqueza lingüística. Si bien es cierto que un idioma común adquirido es un factor de entendimiento y comunicación fluida, no podemos olvidar que una lengua es el ropaje que viste y caracteriza una cultura. No es posible disgregar la una de la otra. Por eso la riqueza lingüística va fundida con la profusión cultural y merece ser preservada y festejada. El pensamiento, las creencias, las relaciones humanas, los afectos, las tradiciones, historia, costumbres, música, danzas, juegos, prácticas, cosmovisión y valores, y demás manifestaciones de un pueblo, están envueltas y expresadas en su propia lengua.

Debemos tener presente que el Perú es uno de los países con mayor diversidad lingüística del mundo, una que expresa nuestra ancestral y milenaria cultura. Son 47 –y no sólo tres como muchos piensan– las lenguas originarias que son habladas por más de cuatro millones de personas, 43 de ellas en la Amazonía y cuatro en el Ande. Desafortunadamente, en los últimos 40 años han perecido no menos de 35 lenguas. Recordemos que éstas también eran parte de la identidad cultural de un pueblo, por lo que constituyen una muy lamentable pérdida.

Valoremos pues la fecundidad que proporciona la abundancia étnica y pluricultural manifestada en variadas formas, colores, sonidos y festejos de nuestra rica población, como un motivo para gritar.

              ¡QUE VIVA EL PERÚ!     ¡FELICES FIESTAS PATRIAS!

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