“Desde este momento el Perú es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y la justicia de la causa que Dios defiende”. Doscientos años nos separan del día en que el gran general don José de San Martín lanzara al viento estas palabras desde un limeño balcón. El conocía de la gran diversidad cultural, social y étnica de este nuevo país que hasta entonces había sido la cabeza del imperio español en América, pero que sólo podría hacerse realidad republicana mediante la unión de sus habitantes.
Es por la misma razón que cinco años después se acuñó, al tiempo de las monedas de oro de ocho escudos, y en las monedas de plata de ocho reales, el lema “Firme y Feliz por la Unión”, como manifestación de que el Perú nacía con el anhelo de ser un país pacífico, unido por el anhelo de vivir en armonía y que se convirtió en el lema nacional.
Hoy más que nunca debemos de hacer un gran esfuerzo para luchar juntos contra la desunión. Recordemos el esfuerzo y sacrificio de nuestros fundadores; muchísimos de ellos ofrendaron sus vidas en el altar de la patria para lograr la libertad y progreso a través de la unión, que iba entonces incluso más allá de nuestras fronteras, porque el movimiento libertario tuvo carácter sudamericano. Aquí lucharon, junto con nuestros ancestros peruanos, hermanos argentinos, chilenos, ecuatorianos, colombianos y venezolanos, todos unidos por la causa de la libertad.
En nuestra nación es momento de reflexionar en nuestros orígenes, el valor de la libertad de nuestros fundadores y la unión de los pueblos para conseguirla y que nos permitirá conservarla. Aún resuena el grito de San Martín:
¡Viva la patria!
¡Viva la libertad!
¡Viva la independencia!
