En esta crisis actual originada por el virus COVID-19 y por el repentino cambio a la enseñanza virtual, el trabajo del docente corre el riesgo de no ser apreciado bajo la asumpción de que dicha modalidad requiere de un menor esfuerzo por parte del docente. Tal es así, que muchas instituciones educativas privadas están recibiendo solicitudes de una reducción significativa de pensiones poniendo en riesgo su continuidad y la consiguiente pérdida de puestos de trabajo tanto del personal administrativo como académico.
Este contexto incierto y retador debería llevar al docente a efectuar un análisis de la efectividad de las técnicas pedagógicas que empleaba frecuentemente antes del advenimiento de la enseñanza virtual. Por lo tanto, solo los docentes dispuestos a romper sus paradigmas de enseñanza afrontarán esta crisis con éxito y aceptando el hecho que los beneficios de la enseñanza virtual se constituirán en características permanentes del aprendizaje de las generaciones actuales.
