Cuando empezó la pandemia, muchos países implementaron alguna política de aprendizaje a distancia. Ello implicó un abrupto cambio de esquema, tanto para los docentes como para los estudiantes y sus familias. En ese contexto, difícilmente se podía reconocer las ventajas de la enseñanza remota. Poco a poco, diferentes países están regresando a las clases presenciales. En nuestro país también ocurrirá y llegado el momento tendremos que capitalizar lo aprendido en este tiempo. Es por ello necesario identificar las ventajas de esta modalidad de enseñanza-aprendizaje.
Una de estos beneficios es el del trabajo colaborativo. Es cierto que en la modalidad presencial ya disfrutábamos de esta ventaja. ¿Será que en la virtualidad es mejor? ¿O será que no hay la posibilidad de que sea mejor?
Uno de los retos en la enseñanza de idiomas es que el estudiante se comunique, ya sea de manera oral o escrita, ya que al hacerlo estará demostrando que está aprendiendo el idioma escogido; es decir, es la evidencia de ese aprendizaje. En el proceso de la comunicación inevitablemente participan por lo menos dos personas; es por ello, que las actividades en parejas o en grupos son tan importantes. Sin embargo, ¿podríamos decir que las actividades en parejas o en grupos realmente benefician a los aprendientes? Es posible que en este momento estemos recordando aquellas actividades organizadas en línea que no fueron tan efectivas como lo esperábamos. También podríamos estar pensando que se avanza más rápido y por ende se aprende más cuando los alumnos trabajan de manera individual con la guía del profesor. En las siguientes líneas otras ideas:
“El trabajo en grupo no garantiza mejores desempeños”
Es cierto, si los miembros de los grupos no tienen niveles diferentes de conocimiento o experticia. En la Zona de Desarrollo Próximo o proximal (ZDP), concepto creado por el psicólogo Lev Vygotsky, la interacción con lo pares o compañeros es muy importante, pero más aún, es que se diseñen actividades en la que los alumnos menos competentes puedan desarrollar sus habilidades con el apoyo de sus compañeros más hábiles. Para poder diferenciar quiénes son más competentes y quiénes no, se debe conocer a los alumnos. En clase presencial, durante la clase se hace una evaluación de la participación de cada alumno. Sin embargo, no siempre se tiene el tiempo para escucharlos a todos. Igual sucede en enseñanza remota. La diferencia es que, en la versión virtual, podemos pedir a los alumnos que respondan todos a la vez, de manera sincrónica, a una misma pregunta y que envíen sus respuestas usando cualquier aplicación, por WhatsApp o por correo. Esta forma de hacer el diagnóstico es mucho más rápida y en tiempo real, lo cual resulta necesario para poder considerar la clasificación que hagamos cuando diseñemos las actividades grupales.
El permanecer juntos en clase no es requisito indispensable para seguir trabajando.
Uno de los inconvenientes permanentes de las clases presenciales es la falta de tiempo para terminar un proyecto o cualquier otro trabajo que requiera la colaboración de varios. Pedirles que se reúnan después de clases, resulta en muchos casos inviable por múltiples razones, entre ellas la distancia. En la modalidad virtual, los trabajos pueden ser avanzados o culminados fuera del horario de clases, de manera sincrónica o asincrónica entre los miembros del grupo. En el primer caso, los alumnos mismos pueden coordinar para encontrar un espacio de tiempo en el que coincidan. Para ello, es conveniente que el docente asigne suficiente tiempo para entregar el producto final. En el caso que el trabajo sea realizado de manera asincrónica, el docente debe siempre dar las pautas de cómo organizar el avance del tema asignado. No solo se debe dar instrucciones claras de la tarea en sí, sino también proporcionar directrices sobre la forma en que se debe avanzar. Para ello, es necesario guiar el avance, especialmente cuando los trabajos impliquen mucha interacción y requieran la contribución de todos sin excepción. Por ejemplo, se puede usar una bitácora como medio de comunicación, guía y monitoreo de la realización del trabajo, ubicándola por ejemplo en Drive de Google u otro medio para almacenar y compartir información virtualmente. Todos los proyectos pueden dividirse en pequeñas etapas, las cuales deben tener fecha de presentación de avances. En el modelo compartido (1), se puede registrar la participación de todos según la fecha. De igual manera, permite la comunicación con el docente para señalar si los alumnos requieren de algún apoyo adicional. Las pautas dadas en este tipo de trabajo son como una especie de andamiaje (Bruner, 1978) con las que el docente facilita lo que sus pupilos necesitan para organizarse con el fin de desarrollar el proyecto, por ejemplo. Adicionalmente, promueve su autonomía ya que permite que experimenten los beneficios de la organización y temporización de las actividades. Por otro lado, el acompañamiento brindado permite crear un ambiente afectivo que ayuda a crear vínculos positivos con la materia, así como con los compañeros de clase y el docente.
Otras ventajas del trabajo colaborativo en línea:
- El trabajo en equipo permite a los alumnos observar a sus compañeros con más dominio realizar determinadas tareas que pueden ser un modelo referente a seguir. La participación asincrónica le permitirá procesar la información a su ritmo y responder de igual manera. Esto le dará la posibilidad de experimentar el logro lo cual ayudará a mantenerlo motivado.
- El que quede un registro de la participación a través de diferentes herramientas (foro, chat, grabaciones, correo etc) permite la reflexión y comunicación después de haber evaluado lo compartido.
- La motivación puede darse entre pares y miembros de grupos con mas facilidad, ya que el alumnado está mas acostumbrado a usar mensajes, símbolos o reacciones creando así un entorno más amigable. El profesor a cargo, debe motivar hacer uso responsable de dicha comunicación.
- La distribución de roles durante la realización de un ejercicio queda registrada. Esto permite al docente hacer una evaluación clara de la dinámica empleada.
- El monitoreo del trabajo asincrónico queda registrado y permite que el alumno reciba una retroalimentación constante, acompañamiento y valoración de lo trabajado. Los estudiantes necesitan saber si sus contribuciones son reconocidas o recibir el apoyo cuando todavía está a tiempo de mejorar. Esto favorece que el aprendiente tenga más posibilidades de éxito, lo que refuerza su confianza manteniéndole así más tiempo motivado.
Una de las necesidades en el contexto en que nos movemos es que ahora más que nunca se hace latente que el enfoque esté más centrado en el alumno, que en el profesor. Es en este contexto que se hace necesario el trabajo colaborativo para ampliar las oportunidades de interacción real entre aprendices, tanto de manera sincrónica como asincrónica. Como si este beneficio fuera poco, debemos considerar que este tipo de actividades fomenta la construcción de una de las habilidades fundamentales y tan necesaria en estos tiempos: el trabajo en equipo.
¿Qué otras ventajas tiene esta modalidad virtual?
(1) https://drive.google.com/file/d/1C3lWt0VfF-9bWWHpgFETc5SbMPHKHU77/view?usp=sharing