¿Es el Estrés laboral el Lado Obscuro de Nuestra Profesión?

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Estrés laboral
Estrés laboral

Érase una vez, un docente que dictaba su clase entre las 8 y las 11 de la mañana y luego trabajaba algunas horas en el colegio preparando su clase del día siguiente o de la siguiente semana. ¿Les parece acaso familiar este escenario? ¿O es una utopía respecto a nuestra profesión? ¿Sería deseable y ventajoso poder acceder a este sistema de trabajo?

¿Cuál fue su primera respuesta respecto al horario de trabajo? ¿Fue una de estas opciones?
1. No sufriría estrés
2. Prepararía mejores clases
3. Podría dedicar más tiempo para conocer a sus alumnos
4. Podría emplear su tiempo libre para estudiar y avanzar en su profesión
5. Podría tener más tiempo para estar con su familia
6. Disfrutaría más ir a trabajar
7. Tendría más energía para dictar sus clases

En realidad, hay muchos aspectos a considerar. Si bien es cierto que quien puede acceder a un puesto de trabajo es ya afortunado, el encanto languidece cuando sientes que estás ahí sólo porque tienes que cubrir tus necesidades primarias. Las razones de ese desánimo pueden ser muchas: poca seguridad económica (bajos salarios), horarios complicados, falta de reconocimiento, escaso apoyo de las autoridades y de los padres de familia, la ratio de alumnos por profesor, el exiguo apoyo hacia niños de necesidades educativas especiales, falta de reconocimiento social, tener delante una abrumadora cantidad de documentos que hacer o llenar y la lista podría seguir.
La actitud frente a esta realidad puede variar dependiendo del motivo por el que hayamos asumido este importante papel. La razón de iniciar una carrera magisterial puede ser, en el mejor de los casos, la vocación de servicio y el afán de trabajar con niños, jóvenes o adultos, lo que les permite satisfacer su deseo de contribuir con su desarrollo, así como poder hacer de este mundo un mejor lugar. En otros casos, ocurre que, al no tener posibilidad de encontrar trabajo en el campo de su especialización, por ejemplo, Filosofía, se inician en la enseñanza, descubriendo luego que les gusta. Otros casos son aquellos en los que decidieron convertirse en docentes porque sus padres, sus profesores o casos especiales sirvieron de fuente de inspiración. Desafortunadamente, también hay colegas que sólo son aves de paso, que conservarán este trabajo mientras consiguen uno que los satisfaga a plenitud.
En cualquiera de los casos, los obstáculos existen. ¿Qué es lo que se debe hacer?
Las autoridades institucionales y gubernamentales deben revalorizar la función del docente y velar porque tenga a su disposición el mejor ambiente de trabajo y todos los beneficios que no sólo le permita desarrollar bien su labor diaria, sino que lo faculte para progresar profesionalmente. Es lo justo considerando que el profesor es una pieza clave en el desarrollo de un país. Sin embargo, el bienestar de los docentes no está en lo que los demás puedan hacer o no hacer. Hay realidades que no cambiarán o lo harán muy lentamente.

¿Cómo evitamos el estrés profesional en nuestra área de trabajo?
Una opción es evitar perder el tiempo reaccionando negativamente o preocupándonos sobre aquello que está fuera de nuestra área de influencia (Covey, 2005)

¿Sobre qué tenemos control? ¿Qué depende de nosotros?
Sin ánimo de simplificar demasiado la situación, propongo plantearnos el siguiente flujo de ideas. Por ejemplo, la preparación de planes de lección (lesson plans). ¿Es algo sobre lo que tengo control? Quizá no.

Usualmente las instituciones tienen un sistema de trabajo para asegurar que la calidad de las clases impartidas sea estándar. No se puede observar a todos los docentes a la vez, a menos que el centro de trabajo tenga un sistema de cámara de video integrado. Los coordinadores a cargo, de permitírselo sus otras ocupaciones, harán el acompañamiento correspondiente tanto a los docentes nuevos como a los que tienen más experiencia. Usualmente sólo hay un responsable y mientras monitorea el trabajo de algunos, debe tener la tranquilidad de que los demás estarán trabajando las lecciones que han preparado. Es común que el problema no sea la preparación, sino la documentación. Una manera de aceptar que no podemos cambiar esta situación pero que podemos proponer opciones es intercambiando ideas con el coordinador y tratar de llegar a un consenso. Es muy frecuente que las instituciones educativas soliciten por lo menos un esquema de trabajo; una alternativa podría ser crear unas plantillas que nos sirvan para ahorrar tiempo al llenar cierta información.
Considero que el reconocer la importancia de algunos procedimientos pueden aliviarnos la carga negativa que tienen algunos protocolos de nuestra profesión. Un excelente ejercicio es tratar de ponernos en el lugar de la persona que nos supervisa. ¿Qué haríamos nosotros para poder cumplir a cabalidad ese rol?

Pongamos en práctica este concepto de sólo dirigir nuestra atención y esfuerzo a lo que sí está en nuestro circulo de influencia. Hagamos una lista de aquello que nos crea malestar y empecemos a marcar los visto buenos y las equis. También elaboremos una lista de todo aquello que nos motiva a ser docentes y acojamos ese valor, esa oportunidad que tenemos para poder poner nuestra contribución en el logro de los objetivos de nuestros queridos alumnos.

¿ Usa alguna otra estrategia? 

 

Covey, Stephen R. (2005). Los 7 Hábitos de los Empresarios Altamente Efectivos recuperado el 04-02-2020 de
http://www.geocities.ws/cesarmacleod/_download/_readerBook/7HABITOSEFECTIVOS.PDF

 

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